En el año y fracción que lleva México bajo la administración de Felipe Calderón se ha visto una mayor eficacia en romper la inercia que había dejado Vicente Fox y se han vuelto a dinamizar en cierta medida las discusiones de fondo en el país. Sin embargo, otra de las características que ha tomado la presidencia de Calderón son ciertos tonos de un gobierno paternalista en donde como ocurría en tiempos del priismo antiguo papá gobierno es el proveedor de todas las soluciones. Quizás sagazmente el presidente se dio cuenta de que una de las fibras profundas que tocó Andrés Manuel López Obrador es la necesidad que tiene la sociedad de tener un papá gobierno. Por ello es que se dan anuncios como el acuerdo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) para mantener los precios de los productos o el anuncio de endurecer la regulación en relación a la importación de automóviles usados o el gasto de gobierno en infraestructura, o los destinos que se canalizan al campo y como dicen los comerciales: “hasta podemos comprar nuestra despensa en nuestra camionetita” o los destinos que se canalizan al Sindicato de Maestros comandado por Elba Esther. Entiendo que el gobierno, en un país como México debe responder a las presiones corporativas y debe tratar de controlar el efecto psicológico del precio del maíz para evitar que se desboque de manera artificial el precio de la tortilla y por con consecuenci esto tenga un impacto en la inflación. Por el tono con el que se han celebrado los acuerdos da la impresión que estamos regresando al pasado en donde cada sector corporativizado busca su negociación y sus propias canonjías y privilegios. Por ello no es de sorprender que Azcárraga Jean se pregunte en voz alta ¿porqué me jalan la cobija estando todos tan tapados? Y es que si el tono del gobierno es el del paternalismo todos demandarán tarde o temprano su tetilla. Este fenómeno no es exclusivo de México, en Francia por ejemplo el presidente Sarkozy también pugna por los campeones nacionales, por ello en Davos se habló del peligro de una ola proteccionista en todo el planeta.
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