martes, 19 de octubre de 2010

Sanar, patear y perdonar.

Son las 5:16 de la mañana.
El programa que estoy utilizando para escribir, me acaba de borrar sin guardar nada un post que inicie a las 4:30 de la mañana.
En el hacia una denuncia acerca de las razones de mi coraje, el camino que el kung fu me ha enseñado para dirigir ese coraje y convertirlo en energía positiva. Tratare de iniciar de nuevo, no será lo mismo, pero me liberara, no tendrá orden pero estará.

Nunca me he considerado un escritor prolijo, si me doy mucho, podría ser considerado mediocre, este espacio lo cree como cuarto de paredes blancas cerrado en donde me adentro para gritar, y permitir que otros controlando el volumen, puedan asomarse a ver que grito, no más.

Basado en lo que creo, no escribiré "no estoy triste" ya que considero que toda frase negativa afirma lo que quiere negar, en cambio diré " estoy tranquilo" y no por una suerte discursiva, sino porque ademas de ser mas certera, atrae más lo que quiero se considere mi status quo.

Hace cuatro meses inicie a entrenar wu shu, una de las vertientes del kung fu que junto con el tai chi han permitido este status. Mi ira, mi enojo, mi ardor causado por la frase "vamos a dejar de coger porque él me gusta mucho y quiero intentarlo" esa noche, tembló literal. Una semana después yo inicie mi entrenamiento, ese entrenamiento canalizó mi ira y me permitió que el recuerdo no se convirtiera todo el tiempo en gastritis inmediata. Al principio de mis meditaciones para el tai chi, cuando me decían que pensara en algo positivo, inmediatamente, el primer pensamiento era aquello que recién me habían quitado, mi ardor secundario causaba, como dijera el filósofo: " que todo valiera madres ".
A mediados de agosto por ahí de mi cumpleaños, inicie mi entrenamiento con miras a entrar en combate, se había abierto la posibilidad, radicada en su cinismo, de que asistiera al Almost Famous acompañada por él. Radicalicé el entrenamiento. Era la primera vez en que, con muchos y humildes esfuerzos participaba activamente en la organización del almost, pero dicha posibilidad me cambio la perspectiva. Me hizo saber vulnerable, me hizo sabedor de las ventajas que puede conllevar mi eterna desventaja, y necesite del esfuerzo serio, para mejorar mi meditación, entendí el significado real de " el que se enoja pierde", resultaba que perder podía implicar muchos moretones, mucho dolor, pero sobre todo la posibilidad de dejar de sentir, y más allá. Me hice conocedor de técnicas que me permitían hacer cosas que yo desconocía podía realizar, de infringir serio dolor con mis capacidades físicas, me fracture los nudillos de las manos para dejar d tener manos de niña linda, los empeines, etc. Tenía serios conflictos internos, el almost es un evento que estimo mucho, ideado y realizado por gente a la que quiero más, la posibilidad de su imprudencia me hacia pensar "si sucede que suceda afuera" "ojalá no vaya, y si va, que no vaya acompañada". El jueves anterior al evento, ya sabedor de que mi compadre estaría, y el gusto que ello me daba, fue el ultimo día de entrenamiento, y donde me di cuenta que en un momento determinado y causada por mi desconcentración y falta de enfoque por arrebato iracundo, podría suceder una tragedia ¿por qué no? Me enfermé, me enferme como no me había sucedido en años, tuve a lo largo de 4 días 38 grados de temperatura en promedio llegando a los 42 en ocasiones, falte al inicio del final de la organización, es decir ya lo mero mero, porque no podía dejar de temblar y prefería estar mejor para el mero día. El doctor el viernes me dijo: " estas bien pendejo si vas a tu evento". Ya todos saben como estoy... llego el sábado, con la boca sabiendome a harta medicina, y con 38 grados de temperatura aprox. Estuvimos en un gran espectáculo de rock, con muy buenos grupos, y una producción que me hizo sentir por demás orgulloso...

Y con zozobra... A la expectativa que llegara, y sabiendo que tendría que cumplir el compromiso que había hecho conmigo mismo. Para los que confian en la programación neurolingüística, y el autosabotaje, yo podría haber sido su muñeco de aparador.
Al final, no asistió, ni ella.

Durante una semana entera tuve que dar reposo absoluto a mi entrenamiento por la enfermedad, iniciando la semana siguiente con el acto disciplinario más fuerte que he realizado hasta la fecha, una concentración por un mes con miras a entrar en combate. ¿con quién y para qué?
Conmigo, con mis demonios, para perdonarme.

Estoy en la penúltima semana. Ya me estoy perdonando de muchos de los errores que tuve con y para con ella, todavía falta mucho por recorrer.





Y padea