Sorprendido, en verdad, muy sorprendido de buscar a lo largo de todo el blog que no haya publicado esto, esto que tiene una combinación trascendental de amor y política.
Es para tí, es para mí, es para los compañeros, es para ellos.
Cuando ya nada se espera, personalmente, exaltante.
Mas se palpita y se vive más allá de la consciencia.
Fieramente existiendo, fieramente afirmando, como pulso que golpea las tinieblas.
Cuando me miran de frente los vertíginosos ojos, claros de la muerte.
Se dicen las verdades más bárbaras. Terribles.
Amorosas crueldades.
Poesía para el pobre.
Poesía necesaria como el pan de cada día.
Como el aire que respiro 13 veces por minuto.
Para serle en tanto somos, dar un si que glorifique!
Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales
que lavándose las manos se desentienden, y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido... partido hasta mancharse.
Hago mías tus faltas, siento en mi a cuanto sufre y canto respirando.
Canto y canto, y cantando más allá de mis penas, de mis penas personales, me ensancho.
No es una poesía gota a gota pensada, no es un bello producto, no es un fruto perfecto.
Es lo más necesario, lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo.
Y en la tierra son: actos.
Quiero daros vida, cometer nuevos actos
Y calculo por eso, con técnica de pueblo.
Me siento un ingeniero, de nivel, soy un obrero que trabaja con otros la patria, la patria y sus aceros.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos. Nuestros cantares no pueden ser, sin pecado, un adorno.
Estamos tocando fondo.
Estamos, tocando fondo.
GABRIEL CELAYA
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